En los enfoques propios del funcionalismo lingüístico, se denomina competencia comunicativa a la capacidad de hacer bien el
proceso de comunicación, usando los conectores adecuados para entender,
elaborar e interpretar los diversos eventos comunicativos, teniendo en cuenta
no sólo su significado explícito o literal, lo que se dice, sino también las implicaciones, el
sentido explícito o intencional, lo que el emisor quiere decir o lo que el destinatario quiere entender.
El término se refiere a las reglas sociales, culturales y psicológicas que
determinan el uso particular del lenguaje en un momento dado.
La expresión se creó para oponerla a la noción de competencia lingüística, propia de la gramática generativa. Según el
enfoque funcional, esta no basta para poder emitir un mensaje de forma
adecuada.
La competencia comunicativa es el conjunto de habilidades que
permite la participación apropiada en situaciones comunicativas específicas
(Hymes, 1966, en Saville Troike, 1982), participar en una interacción
comunicativa significa cumplir con los propósitos de comunicación personales
esto es, lograr lo que se quiere o necesita.
La competencia comunicativa incluye la competencia lingüística, que consiste en el conocimiento no consiente de las reglas para la comprensión y producción de mensajes verbales y el conocimiento de las reglas para la comunicación. El desarrollo de estos conocimientos se inicia desde el momento que una persona nace y se continúa durante toda su vida, pero en la infancia es donde más se logra este proceso, existen dos planteamientos del desarrollo de la competencia comunicativa los cuáles son:
1.- ocurre a nivel individual y da cuenta de la capacidad humana de adquirir y usar lenguas o códigos lingüísticos.
2.- corresponde al nivel social, se refiere al papel que juega la convivencia humana en la construcción de conocimiento del mundo y de las formas de interacción social.
En la sociedad el niño aprende a interactuar al convivir con otras personas de su cultura (Bruner, 1986). Pues los adultos son los que retroalimentan la interacción del habla del niño en forma distinta a la que ellos utilizan a comunicarse con otros adultos (Feruson, 1977).los adultos tienen una especial sensibilidad para adecuarse a las habilidades cognoscitivas e interactivas de los niños y, después a sus aptitudes lingüísticas, este proceso de ajuste se denomina “sintonía fina” (Snow, 1977)
Competencia comunicativa
Adquisición
de la pragmática (uso del lenguaje): según Halliday, el progreso hacia el sistema
adulto atraviesa por tres fases:
·
La fase I, en la que se incluyen seis
funciones:
1.
función instrumental, por
la que el niño consigue los objetos que satisfacen sus necesidades.
2.
función reguladora, le
permite que alguien haga algo.
3.
función interaccional, en
la que el lenguaje es utilizado para la interacción social.
4.
función personal, que
se utiliza como medio de expresión personal y para introducir al hablante en el
acto del habla.
6.
función imaginativa, por
la que se utiliza el lenguaje para crear un entorno (juegos, narraciones,
etc.).
·
La fase II posee un carácter
transicional y tiene las siguientes funciones:
·
pragmática (se refiere al
lenguaje en cuanto acción, y procede de la función instrumental y de la
reguladora).
·
matética (es el lenguaje en
cuanto aprendizaje y procede de la personal y *heurística); y, por último, la
función.
·
ideacional, que contribuye la
ambas.
·
La fase III constituye el comienzo
del sistema adulto. Destacan tres funciones:
·
la ideacional.
·
la interpersonal.
·
y la textual.
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